El efecto mariposa

No hace tanto tiempo que llegamos a nuestro Bosque; no hace tanto tiempo que arrancamos nuestra tarea de viticultura; no hace tanto tiempo que empezamos a cuidar la que hoy es nuestra mejor joya, nuestro mayor tesoro, nuestra razón de ser, el Bosque de Matasnos. Empezó siendo una obligación el poner en valor la propiedad y nos costó mucho entender lo que el mismo Bosque nos estaba pidiendo a gritos, lo que el destino nos iba a deparar, que al final ha sido casi una bendición: devolver la gracia y la vida a nuestro Bosque. Empezamos cambiando la forma de cultivar nuestras viñas aquí asentadas y devolvimos las prácticas ecológicas a todos los cultivos, también a los cereales. Dejamos de utilizar productos de síntesis para solo utilizar productos de bajo impacto. Trajimos de vuelta a las rapaces que habíamos expulsado con todas las prácticas abusivas y descontroladas de uso de venenos y otras lindezas. Recuperamos la que era un tradición de toda la comarca en nuestra zona, la producción de miel, y todas nuestras abejas han decidido crecer y crecer, en fin, que parece que la calidad de nuestra uva es parte del guión de una biodiversidad en clara vuelta a su estado más amplio, a su estado más complejo a su estado más puro. Tanto es así que nos sorprende ver como un entorno “triste”, “deprimido”, sin alma, al devolverle el cariño hurtado y buenas prácticas, recupera a pasos agigantados su aspecto ancestral, aquel de cuando aquí no había pisado nada más que el primitivo familiar de Atapuerca. Un reciente estudio de la Universidad de Oregón, muestra el programa de monitoreo de insectos más extenso y sistemático jamás realizado en América del Norte; ahí se demuestra que la abundancia de mariposas en Ohio disminuyó anualmente en un 2%, lo que resultó en una caída general del 33% durante los 21 años del programa. Lo más curioso de todo esto es que sabiendo de la sensibilidad de las mariposas entre nosotros -sensibles a los pesticidas y herbicidas todavía más que las mismas abejas-, no nos extrañaba que no habitaran en el Bosque, simplemente porque nunca las habíamos visto y hace mucho, quizá muchísimo, que dejamos de convivir -casi de forma involuntaria- y nos hemos terminado de acostumbrar a vivir sin ellas, al menos sin su presencia.
Desde hace unos años hemos experimentado ese momento dulce del reconocimiento  del mercado a nuestra labor como productores de vino de calidad, y nos gustaría trasladar a todos con una gran dosis de humildad, que la gran responsabilidad de este “éxito” reside en devolver a nuestro Bosque su orgullo, ese que desapareció de aquí por las malas prácticas y que ha vuelto para quedarse al darle tan solo, las prácticas sostenibles en todas nuestras labores, la humildad de querer entender a la naturaleza nos ha devuelto con creces el esfuerzo hecho, nos ha entregado unos frutos en forma de uva inimaginables. Así lo atestiguan los Lobitos Listados y la Medioluto Ibérica, dos de las muchas diferentes especies de mariposas que han vuelto; han vuelto donde no sabíamos ni que existían, insisto en que quizá por ignorancia o simplemente porque hemos dejado triste y lentamente, de convivir con ellas allí donde vayas; pero el EFECTO MARIPOSA ha vuelto al Bosque de Matasnos, y no podemos hacer otra cosa que trasladaros nuestra más sincera alegría, la de saber que se puede y se debe volver a dar una oportunidad más a la naturaleza. Bosque de Matasnos es la demostración empírica de que se puede progresar económicamente en el medio rural, crear riqueza, fijar población al medio y ser no solamente buen gestor de un proyecto, sino ser además, beneficioso para el medio. Jaime Postigo Gómez

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